La figura de Jesús ha sido objeto de debate y reflexión a lo largo de la historia. Su vida y enseñanzas han dejado un impacto profundo en la humanidad, llevando a millones de personas a seguirle y adorarle como el Hijo de Dios. Sin embargo, existe una pregunta fundamental que ha surgido desde los primeros días del cristianismo: ¿fue Jesús creado o es de naturaleza divina? En este artículo, exploraremos la enseñanza bíblica sobre la naturaleza divina del Hijo de Dios y examinaremos cómo esta visión es fundamental para la fe cristiana.
La naturaleza divina de Jesús en la enseñanza bíblica
Para comprender la naturaleza de Jesús, es esencial acudir a la enseñanza bíblica. Los evangelios y las epístolas del Nuevo Testamento revelan numerosas ocasiones en las que Jesús afirmó su divinidad y recibió adoración de sus seguidores.
En Juan 1:1, se nos dice que "En el principio ya existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios." Esto indica que Jesús no fue creado, sino que ha existido desde el principio, es decir, desde antes de la creación del mundo. Este pasaje da testimonio de la deidad completa de Jesucristo, quien es el Logos, la Palabra encarnada de Dios.
Además, en Colosenses 1:15-17 leemos: "Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten." En este pasaje, se afirma claramente que Jesús no solo es el Creador de todas las cosas, sino que también existe antes de todas las cosas.
Jesús como Creador y no como creado: una perspectiva fundamental
La idea de que Jesús fue creado es una creencia promovida por algunas religiones, pero no encuentra respaldo en la enseñanza bíblica. El cristianismo sostiene que Jesús es la segunda persona de la Trinidad, el Hijo eterno de Dios. Jesús mismo afirmó su conexión con Dios Padre en numerosas ocasiones, diciendo "Yo y el Padre uno somos" (Juan 10:30) y "El que me ha visto a mí, ha visto al Padre" (Juan 14:9).
Si Jesús fuera creado, no podría ser considerado como Dios encarnado. La creencia en la no creación de Jesús es fundamental para el cristianismo, ya que sostiene que Jesús no solo es una figura histórica o un profeta, sino que es el Hijo eterno de Dios, igual en naturaleza y divinidad.
Lee TambiénFrutos del Espíritu Santo según la BibliaLa deidad completa de Jesucristo: un fundamento del cristianismo
La creencia en la deidad completa de Jesucristo es uno de los fundamentos del cristianismo. Esta doctrina es esencial para entender la obra redentora de Jesús en la cruz y su papel como mediador entre Dios y los hombres.
En Filipenses 2:5-11, se nos dice que Jesús, siendo en forma de Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo y haciendo uso de su humanidad para morir en la cruz. Esta pasaje muestra tanto la divinidad como la humanidad de Jesús, enfatizando la importancia de su naturaleza divina en el plan de salvación.
La fe cristiana se basa en la creencia en un Dios triuno: Padre, Hijo y Espíritu Santo. La naturaleza divina de Jesús es un pilar fundamental de esta fe, ya que sostiene que él no solo es parte de la Trinidad, sino que es igual en naturaleza y divinidad con Dios Padre y Dios Espíritu Santo.
Atributos divinos y adoración: evidencias de la naturaleza eterna de Jesús
La naturaleza divina de Jesucristo se ve también en los atributos divinos que se le atribuyen en las escrituras. Jesús es presentado como omnisciente, es decir, con conocimiento completo y perfecto. En Juan 21:17, Jesús le pregunta a Pedro tres veces si le ama, mostrando así su conocimiento profundo de los corazones de las personas.
Además, Jesús también posee atributos de omnipotencia y omnipresencia. En Mateo 28:18, Jesús declara: "Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra." Esta afirmación muestra su poder y soberanía sobre todas las cosas.
La adoración que se le rinde a Jesús en el Nuevo Testamento también es una evidencia de su naturaleza eterna. En Filipenses 2:10-11, leemos: "para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre." Esta adoración universal hacia Jesús demuestra su deidad y la aceptación generalizada de su naturaleza divina.
Lee TambiénFundamentalismo: impacto en el pensamiento humanoJesucristo: nuestro gran Dios y Salvador sin principio ni fin
La enseñanza bíblica sostiene que Jesús no fue creado, sino que es el Creador de todas las cosas. La creencia en la no creación de Jesús es fundamental en el cristianismo, ya que revela su naturaleza divina y eterna. A lo largo de su vida pública, Jesús demostró atributos divinos y recibió adoración, confirmando su deidad y mostrando constantemente su naturaleza eterna.
En Filipenses 2:6-11, se nos dice que Jesús, siendo en forma de Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo y muriendo en la cruz para nuestra redención. Esta acto de amor y sacrificio revela la profunda relación entre la divinidad de Jesús y su misión salvadora.
Por tanto, afirmamos con firmeza que Jesucristo es nuestro gran Dios y Salvador sin principio ni fin. Su naturaleza divina es un fundamento esencial de la fe cristiana, y es a través de su obra redentora que encontramos la salvación y la vida eterna. Que esta verdad nos lleve a adorarle y vivir conforme a su voluntad, reconociendo siempre la grandeza y eternidad de nuestro Señor Jesucristo.
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