El mandamiento "lo que Dios juntó, no lo separe el hombre" es una frase que se encuentra en la enseñanza de Jesús registrada en los evangelios de Marcos y Mateo. Esta expresión se refiere al compromiso sagrado del matrimonio y enfatiza la importancia de la unión marital como un vínculo divino que no debe ser roto por el hombre. En este artículo, exploraremos el contexto histórico y religioso de dicho mandamiento, así como su significado en el matrimonio según la enseñanza de Jesús. También analizaremos el plan original de Dios para el matrimonio y las diferentes interpretaciones y excepciones que se han dado a lo largo de la historia en las corrientes cristianas.
El contexto del mandamiento "lo que Dios juntó, no lo separe el hombre"
El matrimonio en tiempos de Jesús
Para comprender completamente el significado del mandamiento "lo que Dios juntó, no lo separe el hombre", es importante tener en cuenta el contexto histórico y religioso en el que Jesús pronunció estas palabras. En la época de Jesús, el matrimonio era una institución muy valorada en la sociedad judía y se consideraba un vínculo sagrado establecido por Dios.
En la tradición judía, el matrimonio no solo era un contrato legal y social, sino también una unión espiritual y emocional. Se esperaba que los matrimonios fueran duraderos y que los cónyuges se comprometieran a amarse y cuidarse mutuamente. Sin embargo, la realidad del divorcio existía y se permitía en ciertas circunstancias.
Significado del mandamiento en el matrimonio según la enseñanza de Jesús
La enseñanza de Jesús sobre el matrimonio y el divorcio
Jesús abordó el tema del matrimonio y el divorcio en varias ocasiones durante su ministerio terrenal. En Marcos 10:1-12 y Mateo 19:1-12, encontramos el registro de Jesús enseñando acerca de la indisolubilidad del matrimonio. En estas enseñanzas, Jesús se refiere al mandamiento "lo que Dios juntó, no lo separe el hombre" y ofrece una perspectiva clara sobre el divorcio.
Jesús comienza citando el mandamiento de Moisés en el que se permitía el divorcio debido a la dureza de corazón del pueblo. Sin embargo, Jesús enfatiza que esta excepción no era parte del plan original de Dios. Él dice: "Por la dureza de vuestro corazón os permitió divorcearos de vuestras mujeres; mas al principio no fue así" (Mateo 19:8). Jesús señala que en el plan original de Dios, el matrimonio fue diseñado para ser una unión permanente y que el divorcio no fue parte de ese diseño.
El plan divino original para el matrimonio según la Biblia
La creación del matrimonio
Para entender el plan divino original para el matrimonio, debemos remontarnos al relato de la creación en el libro de Génesis. En Génesis 2:18-24, se nos narra cómo Dios creó a Adán y luego formó a Eva como una ayuda idónea para él. Después de presentar a Eva a Adán, la Biblia dice: "Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne" (Génesis 2:24).
Este pasaje deja claro que el matrimonio no es solo un contrato legal o social, sino una unión sagrada y una expresión de la intención divina para la humanidad. El término "una sola carne" implica una unión íntima y total entre el hombre y la mujer, tanto física, emocional y espiritualmente. Es importante resaltar que esta unión fue establecida por Dios mismo y es vista como algo sagrado.
La importancia de la fidelidad en el matrimonio
Además del mandamiento de no separar lo que Dios ha unido, la Biblia también enfatiza la importancia de la fidelidad dentro del matrimonio. En el libro de Proverbios, se nos exhorta a no cometer adulterio y a tener una relación íntima y fiel con nuestro cónyuge. El adulterio es visto como una violación de la confianza y de los pactos establecidos en el matrimonio.
El apóstol Pablo también habla sobre la importancia de la fidelidad en el matrimonio en sus epístolas. En 1 Corintios 7:1-5, Pablo alienta a los creyentes a no privarse mutuamente del matrimonio y a mantener una relación sexual satisfactoria dentro del matrimonio. Esta enseñanza muestra que la fidelidad y la satisfacción mutua son aspectos esenciales en el plan divino para el matrimonio.
Interpretaciones y excepciones al mandamiento en diversas corrientes cristianas
Es importante señalar que existen diferentes interpretaciones y aplicaciones del mandamiento "lo que Dios juntó, no lo separe el hombre" dentro de las diversas corrientes cristianas. Aunque la enseñanza de Jesús es clara en cuanto a la indisolubilidad del matrimonio, se han dado algunas excepciones y consideraciones en ciertos casos.
Una de las interpretaciones más comunes es la permisibilidad del divorcio en casos de infidelidad no arrepentida. Jesús mismo menciona esta excepción al afirmar: "Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera" (Mateo 19:9). Esta interpretación sostiene que el adulterio es una violación grave del pacto marital y puede ser motivo de divorcio.
Otra excepción que se ha permitido en algunas corrientes cristianas es el abandono de un cónyuge creyente por parte de un incrédulo. En 1 Corintios 7:15, Pablo afirma: "Pero si el incrédulo se separa, sepárese; pues no está el hermano o la hermana sujeto a servidumbre en semejante caso, sino que a paz nos llamó Dios". Esta interpretación sostiene que el abandono por parte de un incrédulo rompe la unidad del matrimonio y permite el divorcio.
Lee TambiénCuál es el significado de Juan 14:1 en la BibliaEl mandamiento "lo que Dios juntó, no lo separe el hombre" tiene un significado profundo y poderoso en el contexto del matrimonio. Nos recuerda la importancia de respetar y cuidar la unión sagrada que Dios ha establecido y nos insta a tener fidelidad y compromiso en nuestras relaciones matrimoniales. Aunque se han dado interpretaciones y excepciones en ciertos casos, es importante recordar que el divorcio es una ruptura grave en una unión que Dios ha establecido como permanente y no debe tomarse a la ligera. Es necesario buscar la guía del Espíritu Santo y la sabiduría de la Palabra de Dios para discernir los caminos a seguir en cada situación matrimonial.
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